Hoy se cumplen 17 años de aquel 11 de septiembre que marcó la vida de la población estadounidense.
El atentado del 11 de septiembre de 2001 se convirtió en un hecho sin precedentes. En esa fecha, cuatro actos terroristas de Al Qaeda atacaron los centros de poder más importantes de Estados Unidos. Entre ellos, los más emblemáticos fueron el World Trade Center de Nueva York y el Pentágono, del Departamento de Defensa estadounidense. Más de 3,000 personas fallecieron en estos sucesos y las afectaciones alcanzaron a centenares de familias. Sin embargo, eso no fue todo, trabajadores, voluntarios y sobrevivientes que estuvieron dentro del área también quedaron expuestos a materiales tóxicos liberados en el aire.
Las personas expuestas respiraron benceno de combustible de aviación, amianto, dioxina, plomo e hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP). Tras el atentado del 11-S, investigadores del Mount Sinai Medical Center, en Nueva York, han identificado problemas de salud mental y física. Principalmente, en al menos 9 mil personas que trabajaron tanto en la limpieza como en el rescate en las Torres Gemelas. Todos ellos se acercaron a la denominada “Zona cero” tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. Ello, según publicó la revista especializada, The Lancet.
Las 27 mil personas analizadas incluyeron trabajadores de la construcción, agentes de policía, bomberos y trabajadores del municipio. Todos y todas recibieron un seguimiento de 9 años. Como resultado, se descubrió que presentaron una alta incidencia de enfermedades como asma, trastorno de estrés postraumático, depresión, sinusitis o enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE).
Nueve enfermedades provocadas tras atentado del 11-S
Los resultados de los análisis a las 27 mil personas ligadas al atentado del 11-S muestran la siguiente escala de enfermedades:
- Asma – 28%
- Sinusitis – 42%
- ERGE – 39%
- Lesión pulmonar – 42%
- Agentes de policía diagnosticados con depresión – 7%
- También, agentes de policía diagnosticados con estrés postraumático – 9%
- Finalmente, agentes de policía diagnosticados con trastornos de pánico – 8%
- Trabajadores de limpieza con depresión – 28 %. También presentaron estrés postraumático – 32% y trastornos de pánico – 21%
- Cerca del 100% de trabajadores y rescatistas sufre de asma, sinusitis y reflujo gastroesofágico al mismo tiempo.
Para los investigadores, dichos resultados revelan la importancia de dar seguimiento y tratamiento. El suceso ha tenido consecuencia a largo plazo que, incluso, apenas podrían estarse presentando en la población.
Además, quienes llegaron primero a la zona de rescate para comenzar las labores, respiraron diversos químicos peligrosos. Principalmente, benceno de combustible de aviación, el amianto, la dioxina, el plomo, hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), fibras de vidrio y ácido clorhídrico. Estos son los algunos de todos los productos químicos cáusticos, tóxicos y carcinógenos presentes tras el atentado.
Otro estudio se concentró en identificar la incidencia de cáncer. Dicha investigación tomó en cuenta los materiales tóxicos que fueron liberados al aire y fueron aspirados por quienes se acercaron al lugar de la tragedia. Para 2013, los resultados arrojaron que, efectivamente, existía un incremento en la incidencia de cáncer. Particularmente, entre los trabajadores de rescate y recuperación expuestos al polvo, los escombros y el humo después del ataque terrorista en el World Trade Center. De forma específica, se reportó mayor presencia de cáncer de próstata, tiroides y mieloma múltiple. Los hallazgos fueron publicados en The Journal of the American Association.
Fuente: ABC.