Fellowes, especialista en accesorios y mobiliario para puestos de trabajo ergonómicos, ha reflejado en un maniquí, al que ha llamado Emma, las futuras secuelas físicas y de salud del trabajador de oficina cuando se siguen rutinas poco recomendables.
Emma es la respuesta de Fellowes a la pregunta de si es necesaria la ergonomía en el puesto de trabajo. En ella se reflejan las consecuencias que el trabajador de hoy tendrá en el año 2040, fruto de las enfermedades profesionales más comunes asociadas al sedentarismo y a las malas prácticas en entornos de trabajo no adecuados.
Problemas circulatorios, trastornos musculoesqueléticos, problemas en la vista, cervicales, espalda… todas estas dolencias están perfectamente reflejadas en Emma, en la que un panel de expertos en salud laboral, bienestar y ergonomía ha trabajado junto a un futurista conductual para mostrar con crudeza las consecuencias de las interminables horas de trabajo en una oficina sin medidas preventivas.
Estos expertos advierten de que, a menos que se cambien ciertos aspectos de nuestra vida laboral, como la postura en los escritorios, descansos regulares o mejoras en las estaciones de trabajo, las oficinas nos enfermarán. Como resultado, los trabajadores podrían tener problemas de salud tan graves como aquellos que se dejaron atrás después de la Revolución Industrial.
Héctor Barak, director general de Fellowes en España y Portugal, explica que “es absolutamente imprescindible en la empresa moderna contar con elementos ergonómicos que garanticen la salud presente y futura de los trabajadores. No obstante, los costes de las bajas laborales en España por este motivo son cada vez mayores y un tema de preocupación para muchas empresas”.
Y es que contar hoy en día con reposapiés que eviten los problemas circulatorios o poder alternar el trabajo frente a la pantalla de pie y sentados son algunas de las medidas que proponen estos especialistas en productos ergonómicos.
Emma se ve como una mujer con tobillos y brazos hinchados, consecuencia de una mala circulación sanguínea, con joroba, fruto de no mantener una postura erguida frente a la pantalla, probablemente por no estar a su altura, ojos rojizos y secos, por el efecto de las pantallas, y unas muñecas hinchadas, consecuencia de los problemas del túnel carpiano, entre otros.
Barak indica que “es infinitamente menor el coste en productos ergonómicos que el coste que causa la mala salud del trabajador, que, además de redundar en la productividad, lo hace en la imagen que proyecta la empresa. Emma es el mejor ejemplo de ello”.
La ergonomía en el puesto de trabajo será una de las principales metas de las empresas de ahora en adelante, debido, principalmente, al incremento en la digitalización de los procesos y al notable crecimiento del teletrabajo.