Este 8 de marzo se conmemora el Día internacional de la mujer. No obstante, la falta de oportunidades para ellas persiste.
El Día internacional de la mujer se conmemora cada 8 de marzo. En esta ocasión, vale la pena reflexionar sobre sus oportunidades en el mundo laboral. De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), las mujeres tienen menos posibilidades de participar en actividades productivas. Ésta es una realidad global. En ese sentido, las desigualdades entre hombres y mujeres persisten a pesar del progreso alcanzado desde hace 20 años. Por una parte, para ellas sigue siendo difícil obtener un salario digno. Por otra, se enfrentan condiciones de trabajo que no siempre son las óptimas para su seguridad y salud.
En el marco del Día Internacional de la Mujer, debes saber que la tasa mundial de participación de las mujeres en el mercado de trabajo aún está 26.5% por debajo de la tasa de hombres. Además, el desempleo de las mujeres, para 2018, es ocho puntos porcentuales más alta. En síntesis, por cada 10 trabajadores, hay sólo seis trabajadoras. A pesar del progreso alcanzado, aún existe mucho trabajo por hacer. Según la OIT, éstos son los obstáculos que enfrentan las mujeres en el contexto laboral:
- Acceso al empleo. Las mujeres tienden a obtener menos oportunidades que los hombres.
- Desigualdad laboral. Las características de sus ocupaciones no siempre consideran sus necesidades ni los riesgos que enfrenta.
- Discriminación de género. Las mujeres han sido objeto de diversas prácticas discriminatorias en diversas fases del sector productivo. Desde la contratación hasta los despidos injustificados, hay desigualdad.
El Día internacional de la mujer también plantea algunos aspectos positivos de reflexión.
A pesar de las cifras poco esperanzadoras, podría decirse que la transición hacia una sociedad más equitativa continúa en proceso. Por ejemplo, en los países desarrollados, la tasa de desempleo de hombres y mujeres es relativamente baja. Incluso, la OIT plantea que en Europa Oriental y América del Norte, en ocasiones los roles se invierten. Ello significa que puede haber más desempleo entre hombres. Así, en dichos países no se trata de una cuestión de género. Siguiendo esta idea, las tasas de participación de hombres y mujeres se han reducido en los países desarrollados y en desarrollo. Esto no ocurre en los países emergentes. Sin embargo, también es importante destacar que el creciente número de mujeres que se incorporan a la educación formal, ha retrasado su ingreso al mundo laboral.
Finalmente, las tareas pendientes en materia de equidad aún se reflejan en países de África del Norte y en Estados Árabes. Ahí, las tasas de desempleo femenino siguen siendo dos veces más altas que las de los hombres. En dichas regiones, las normas sociales siguen obstaculizando la participación de las mujeres en el empleo remunerado. De acuerdo con la OIT, que se refiere a las mujeres que dirigen empresas, a nivel mundial, cuatro veces más hombres que mujeres trabajan como empleadores en 2018. En otros temas, no se puede dejar de mencionar la presencia de la mujer en trabajos informales. Dicha situación no se refleja en cargos directivos.
De esta forma, las mujeres incrementan su papel en el sector productivo, pero los cargos que ocupan no les han permitido demostrar su liderazgo. Como resultado, las mujeres siguen estando sobrerrepresentadas en el empleo informal en los países en desarrollo. Por ello, es indispensable reflexionar sobre las acciones que emprendemos día con día para favorecer la inclusión y combatir la discriminación.
Fuente: OIT.