Los productores y distribuidores de respiradores-purificadores de aire, que se utilizan para la protección de los trabajadores en los centros laborales, están que echan chispas contra la Secretaría del Trabajo de Alfonso Navarrete Prida, por la entrada en vigor de la NOM-116-STPS-2009.
La problemática radica en que, para comercializar el producto en México, tiene que abrirse y sellarse de manera individual, ya que la NOM exige que se le ponga a cada unidad la razón social del fabricante, modelo, denominación y la contraseña oficial NOM.
Estos datos informativos, esenciales para un dispositivo de este tipo, en la actualidad sólo pueden ser visibles en los empaques y cajas de estos productos, cuyo mercado, se estima, asciende en nuestro país a más de 800 millones de pesos.
Estudios científicos demuestran que al sacar un respirador de su empaque original para sellarlo con las especificaciones de esta NOM podría generar un grave riesgo de seguridad a los trabajadores, ya que el aparato comienza su funcionamiento con el simple contacto con el aire, situación que hace vulnerable su eficiencia.
Y es que 95% de estos productos que se comercializan en México se producen en países como Estados Unidos y China, por empresas como Henkel de Carsten Knobely 3M de Bernard Cicut, desde donde se revisan y acreditan que cumplen con las regulaciones de seguridad para los trabajadores a escala mundial.
Ante estos hechos, productores y distribuidores alistan recursos para demostrar que implementar las especificaciones que pide la nueva NOM pondría en jaque la comercialización de los respiradores, toda vez que tendrían que usarse inmediatamente.
El tema no es menor, pues la misma Secretaría del Trabajo señala que de 2012 a 2014 se presentaron cuatro mil 859 incapacidades permanentes por riesgos de trabajo ocasionados por enfermedades producidas por la infiltración en el aparato respiratorio del polvo de sustancias minerales que pueden ser hierro o carbón, o bien, vegetales como polen o café.
Lo absurdo del caso es que durante los últimos cinco años los productores y distribuidores pugnaron por la creación de esta regulación, aunque se sorprendieron cuando la NOM obliga a destapar cada dispositivo para poner un absurdo sello que pone en riesgo a miles de trabajadores.
Fuente: Dinero Imagen